jueves, 6 de marzo de 2014

Una mirada al cielo (parte 1)

Me desperté con un dolor de cabeza horrible, desorientada y asustada, estaba en un bosque, era de noche y reinaba un silencio sepulcral. Me empezo a doler el pecho, volví a sentir ese dolor lacerante en mi corazón, las lágrimas empezaron a caer por mis mejillas, estaba desolada.

¿Dónde estoy? ¿Cómo he llegado a parar aquí? ¿Por qué soy tan desgraciada? Miles de preguntas asaltaban mi mente hundiendome cada vez mas y más en una tristeza que me corrompía. Durante lo que parecierón ser horas, me quede allí, sentada, junto al árbol donde desperté, reflexionando sobre que es lo que debería hacer. ¿Me quedo o me voy? ¿Me quedo en este lugar desconocido para mí o me voy a explorar un mundo aún mas desconocido? Soy una inútil para formular preguntas.. ni siquiera se que quiero.. no sé que debo hacer.. estoy perdida, quedarme aquí no me resolvera nada.

-Me voy.

Y así hice, poco a poco me incorporé y mire a las profundidades del bosque, había algo que me atraía de ese lugar, tenía que saber que era..

-Total, no pierdo nada por andar unos metros..

¿Metros? No se cuanto anduve, pero la caminata se hizo eterna, parecía que nunca se iba a acabar el bosque, no tenía noción del tiempo, ya que los árboles tapaban las estrellas y no me dejaban guiarme. Cuando desistí, cuando me dí por vencida, una luz a lo lejos atrajo mi atención. Había alguien en este bosque, no estaba sola. Presa de la euforia, salí corriendo todo cuanto pude, sin hacer caso a las ramas que azotaban mi rostro o desgarraban mis ropas... no estaba sola, era lo único que me importaba.

Conseguí llegar hasta la luz, era una pequeña hoguera hecha en un recondito claro. Busque con la mirada al creador de ese fuego, a la ansiada compañia, pero sin exito.. aquella persona que hubiese estado allí se había ido. Habia llegado tarde.. y como un trozo de hormigón tirado a un estanque, me derrumbe.

El dolor atravesaba mi pecho, las lágrimas caían a modo de chorros por mis mejillas, el único sonido que se podía escuchar era el de mi llanto. La impotencia me abrazaba, el odio y la ira me susurraban al oído, notaba como la tristeza me miraba, fijamente desde detrás mía.

Lo que paso después me cayo como un jarro de agua fría. Notaba como algo me observaba desde detrás, era de esas veces que notas un picor en la nuca, te vuelves y ves como alguien te observa, pues eso.

Me volví y para mi sorpresa no estaba sola, apoyado en un tocón, se encontraba un chico, mirándome en silencio con cara de circunstancia. Me sentí ridicula, me había puesto como una histerica, seguro que pensaría mal de mí, la he cagado.

El chico se levanto de donde estaba para arrojar al fuego un par de palitos. Se sento delante y con un gesto me invito a hacer lo mismo.

-¿Cómo te llamas pequeña?

+Mi nombre es Lucía y no soy pequeña, tengo 19 años.

-Ohh, toda una mujercita. Bueno, ¿se puede saber que haces en este lugar a estas horas?

+Me he despertado aquí... estaba en mi cama, deprimida, cerre los ojos y cuando los abrí... bueno me encontre aquí..

-Entiendo..

+¿Quien eres tú?

-¿Yo? Me llamo Lucas, vivo aquí.

+¿Vives aquí? ¿No es un lugar extraño para vivir?

-Sí, lo es.

Esa respuesta vino acompañada de una profunda mirada de tristeza. Pude fijarme que sus ojos estaban carentes de color, sin vida, vacios, no transmitian nada, era como si no estuviese.

+Hmm bueno.. dices que vives aquí ¿Qué es este lugar?

-Jaja, sí, llevo viviendo aquí cerca de 5 años, y como tú llegue aquí tras cerrar los ojos un día.

+¿5 años? Eso es mucho..

-Pues sí la verdad. Pero es como si sólo hubiese pasado 5 minutos. Aquí, el tiempo pasa más lento.

+¿Y eso? ¿Estamos en un sueño?

-Jajajajaja no, Lucía, no. En un sueño el tiempo pasa mas rápido, aparte no te acordarias de como has llegado aquí.. ¿pero te acuerdas no?

Esa pregunta me cogió por sorpresa, no me la esperaba. La verdad es que sí me acordaba de que hice antes de llegar aquí...
Estaba en mi cama, acababa de discutir con mis padres, llevaba unos días mal, bastante mal, no podía salir de la espiral depresiva que se había formado junto a mí, nadie se daba cuenta y todos me reprochavan que estaba ausente, que no hacía nada por cambiar nada... cada crítica era un puñal que se clavaba en aire. Así es como estaba en ese momento, era aire y como tal sólo quería escapar. Llevaba tiempo pensandolo, dandole vueltas al asunto, pero hoy ya explote. No aguantaba más. Cuando mi padre fue a llevar a mi madre a trabajar baje a la despensa. Alli, había miles de calmantes, de aspirinas, había un paraiso de pastillas de mil colores, tamaños y efectos. El único inconveniente era que las iba a pasar jodidas, por lo que sabia, morir a causa de pastillas era doloroso, producía vomitos y convulsiones, antes del fallo hepático. Si por desgracía sobrevivía, el labado de estómago iba a ser horrible.

-Veo que sí.. entonces, respondeme a una pregunta: ¿Dónde estamos?

Una extraña sonrisa se dibujo es su rostro, una sensación desagradable subia por mis pies, me costaba respirar, sentía como el pecho se hundia hacia dentro, una presión horrible sacudía mi cabeza.

+Es.. estoy muerta..

-Bingo!! -dijo poniendose de pie de un salto - Estamos muertos.

Todo mi mundo se me cayo encima al escuchar esa afirmación, no me di cuenta de la gravedad de mis actos hasta que escuche esa afirmación.

+Entonces..¿No puedo volver? +pregunte entre sollozos.

-Me temo que no, nadie puede volver a la vida una vez muerto.

Todo iba de mal en peor. Deseaba que todo eso solo fuese un mal sueño, pero sólo estaba muerta.

...............

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