"Estabamos ella y yo, los dos solos, hacía frío pero era medio día, delante de unas columnas de piedra nos encontrábamos, los dos nos mirábamos fijamente, yo, en lo único que pensaba era cuan irreal parecía ese momento, ella, de una belleza inigualable, con sus ojos de miel absorviendome las ideas, dejándome sin habla, obligándome a conocerla mas, yo, gustoso la seguía sin saber muy bien que hacer"
Abri los ojos y un destello cegador ilumino mi rostro, los rayos del alba se cernían sobre mi partiendo un cielo encapotado de nubes negras, amenazantes. Junto a mí se hallaba la misteriosa joven del pelo blanco, me incorporé y la mire consternado. Estaba seguro de que en ningun momento anterior habíamos coincidido, sin embargo algo en ella era extrañamente familiar. Miraba pensativa al horizonte, esperando ver algo a lo lejos, sin mirarme me pregunto:
+¿Eres feliz? -dijo con una voz dulce, melodiosa.
-No. - respondí sin rodeos. Sentía que podía confiar en ella, aun sabiendo que era peligroso.
+¿Por qué no eres feliz?
-No lo se... si lo supiese..
+¿Quien es la chica que te acompañaba?
-¿Qué chica?- busque con la mirada a Lucy pero no estaba por ninguna parte. ¿Sería posible que ella la hubiese visto?
+Nada, dejalo, debes descansar pequeño, te desmayaste y sufriste un duro golpe. -dijo tocandome la cabeza, acto seguido perdí la conciencia.
En el mundo de los sueños todo es posible, desde ser un dios hasta viajar a parajes inexistentes en la realidad, pero se puede correr un gran peligro, porque en los sueños viven demonios peligrosos, pesadillas que pueden acabar con el hombre mas valiente si se hacen realidad, porqué el subconsciente es una caja de pandora que guarda todos los recuerdos de mil vidas y esos demonios son sus guardianes.
Un dulce tañido de una campana sono en mi cabeza, con energía, claro, mágico. El sonido se repitio durante un minuto, aumentando de intensidad, con cada nota mi cuerpo se revolvía de dolor, algo en mi interior luchaba por salir, dolorosamente. Me levante sobresaltado, agarrandome el pecho dolorido, sudando y con la respiración agitada. Estaba en la base de un árbol gigante, este habia sido talado y usado como "altar", alguien habia colocado en el centro una pequeña campana de cristal y junto a ella un trozo de cristal verde. Me acerque a verlo, tenía un brillo único, casi mágico.
+¿Sabes lo que es? -dijo la inconfundible voz de Lucy desde mi espalda.
-Joder, ¿puedes dejar de hacer eso? Da miedo y es molesto.
Su mirada estaba llena de odio, un odio que me dejo paralizado, el reproche de su mirada era comprensible, hasta ese momento no había caído, me faltaba algo. La chica del pelo blanco habia cogido algo demasiado valioso, una llave, y ahora se disponía a abrir la puerta de esa llave, debía de impedirselo, pero...¿me daría tiempo?
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