lunes, 3 de febrero de 2014

Cap 8: Vuelta atrás

Las personas dan asco, me dan tirria, son hipócritas, mentirosas, manipuladoras, algunas no merecen ni su existencia. Y yo no soy diferente.

Odio. Es lo único que siento dentro de mi en estos momentos, un odio enfermizo y frenético contra toda aquella persona que se acerca a mi. Siempre con segundas intenciones. siempre intentando conseguir algo a cambio, siempre arruinando una vida ya hecha añicos. Soy pesimista, creo que es la primera vez que lo reconozco, sí, soy muy pesimista pero esto se debe a que llevo 14 estúpidos años de mi vida jodida, amargada y sin esperanzas. ¿Para qué? Para acabar siendo un zombie mas.

 ¿Para que sonreír si al día siguiente va a ser una mierda? Es así con todo, para que esforzarse si al final todo acaba hundiéndose... Esta es mi vida, negra, vacía, sin sentido... deseando con todo mi ser que todo fuese diferente, gritando al silencio que me ayude a quitarme esta enfermedad. Pero no, yo no estoy enferma, yo no tengo nada, es eso, simplemente soy una piedra en el camino que se dedica a observar al resto esperando algo que nunca pasara. Y es muy triste, demasiado en algunas ocasiones, pero vamos, son 14 años ya, ¿que mas da un poco de mierda mas al saco? ¿Qué mas da un poco mas de indiferencia? ¿Qué mas da un día mas aguantando la opresión de un viejo retorcido y manipulador? Si ya estoy dejando de sentir.

Y mirar que lo he intentado, he intentado salir de la habitación, he intentado jugar a un juego que nunca se me ha dado bien, encantar a las personas. He intentado abrir mi mundo a un profesional para que simplemente me dijese que no estoy loca, que todo esta en mi... siempre en mi. (cosa que ya sabía de antemano) He intentado mirar al cielo, he intentado agarrarme a personas que creía que podían sacarme de aquí, pero me equivoque... como no.
El dolor ya no aumenta, es lo único bueno, que ya no siento dolor emocional, en eso estoy ya saturada y me da miedo. Me da miedo por que eso significaría que estoy dejando de ver la poca luz que hay en mi, en los demás, que estoy perdiendo mis ganas, mis fuerzas, puede que hasta se vallan mis sentimientos... y eso me da miedo.

Pero el miedo es algo que vive dentro de mi. Es algo que esta pegado a mi piel, como un traje.

Anoche tuve un sueño, un sueño que no me hizo llorar, que no me dolió, un sueño tranquilizador, un buen sueño.

"El sol entra por la ventana, esta amaneciendo, todo tiene una claridad mágica, como si los colores se hubiesen cambiado. El suelo de la habitación esta frío, un olor amargo se mete poco a poco en mi nariz, tengo el cuerpo entumecido, parece ser que ayer fue un desmadre.  Consigo tener el control de mi cuerpo, pero se siente como si hubiese dejado de usar mis músculos durante años, intento incorporarme, sin éxito. Llego a la cama arrastrándome, intento subirme pero me cuesta. Tras unos momentos doloroso, consigo encaramarme en lo alto de la cama, para descubrir que ya hay alguien durmiendo en ella. Es un chico, extrañamente familiar, tiene los ojos abiertos, perdidos. Un relámpago recorre mi brazo, haciéndolo saltar como un resorte para retirar las sabanas y descubrir quien es esa persona.  Para mi sorpresa no era mas que un chiquillo con una jeringuilla en el brazo, los ojos estallados y restos de vomito en su boca, una dulce muerte, pensé, tenia el cuello hinchado y la boca descolocada. Y yo, simplemente me acosté al lado de ese cuerpo, sin vida, estaba cómodo, no me daba mal rollo ni nada, ya ni si quiera notaba ese olor nauseabundo que tiene la pota. Yo, simplemente me dormí".

No hay comentarios:

Publicar un comentario